sábado, 16 de febrero de 2013


El aborto será legal pero es tremendamente injusto
El gran pensador Henry Thoreau (1817 - 1862), que hizo de su vida una lucha continua frente a los esclavistas, advertía que: "no toda ley es justa"; que hay leyes que atentan contra el derecho de las personas y los pueblos, y que deben ser resistidas hasta su total abolición. Consideraba que todo ciudadano, consciente de su responsabilidad, tiene el derecho de oponerse a las injusticias aun a costa de asumir las consecuencias de desobedecer tales leyes injustas.


Hace ahora 40 años desde que dos sentencias del Tribunal Supremo de Estados Unidos (los casos Roe vs. Wade y Doe vs. Bolton) situaban el aborto en el ámbito del derecho a la privacidad de la mujer. Eso resultó ser el pistoletazo de salida de una larga lucha por defender la vida de los amenazados de no ver la luz, víctimas inocentes de la marea de legalizaciones que a modo de tsunami se extendía por la casi totalidad los países occidentales.
En esta lucha, el viento de los descubrimientos científicos y del extraordinario desarrollo de la tecnología, ha ido soplando a nuestro favor. Pronto se pudo desmontar la primera de las falacias que sustentan el discurso de los abortistas, afirmar que lo que se perdía o extraía de la mujer eran unas “simples células” o algo vivo pero no humano.
Durante dos décadas, se han concentrado esfuerzos y recursos para demostrar a la gente que el niño no-nacido es una vida humana. Hoy día, ya la gran mayoría de las personas saben que el aborto es quitarle la vida a un ser humano. Incluso muchos abortistas admiten esta verdad.
Estamos pues en una nueva fase de esta, ya larga, lucha por la vida. Puesto que es muy difícil rebatir lo que la ciencia nos pone sobre la mesa, los abortistas han cambiado su estrategia, alimentan una segunda gran falacia, cual es tratar de defender que "los derechos y necesidades de la mujer son más importantes que los derechos (ellos dicen potenciales) de un feto"; la mercancía que venden es que el aborto es seguro, y que ayuda a la mujer a controlar y mejorar su vida.
Los pro-vida hemos recogido el guante y estamos concentrándonos también en la mujer, porque sabemos que no es verdad, ni hay aborto seguro ni la mujer consigue controlar ni mejorar su vida, antes al contrario la realidad es que, para la mayoría de las mujeres, el aborto se ha convertido en una nueva fuente de sometimiento a la voluntad de otros. Terminando por ser la segunda gran víctima del aborto.
El aborto lastima a la mujer. En muchos casos, ocasiona un daño irreparable a su función reproductiva; también, en los últimos diez años, hemos sabido que puede producir graves daños psicológicos y emocionales; el síndrome post-aborto es psicológicamente devastador, afectando las relaciones familiares, de su entorno amistades e incluso las laborales.
La legislación abortista afecta sensiblemente a la mujer a través de la incidencia sociocultural que impone a su entorno relacional, y por eso hace a la mujer víctima aunque no esté de acuerdo y no tenga intención de abortar.
Desde el momento en que la ley posibilita separar sexo y procreación, muchos jóvenes no ven por qué tendrían que privarse del placer sexual; asumen que el aborto es un recurso más para poner fin a un embarazo no deseado. Algunos pueden pensar: “En el caso de que algo falle y ella se quede embarazada, siempre podrá recurrir al aborto”. La frase está construida con toda intención, es toda una bomba… pero quiere reflejar la realidad, rebobinemos, …si algo falla…. ELLA se queda embarazada…. ELLA recurrirá a matar al hijo de los dos, y, si ELLA no quiereELLA asume toda la responsabilidad. ¿Será que a las ideólogas feministas de salón se han pasado a liberar al macho? ¿No es esto una injusticia?
La legalización del “aborto a petición”, se vende como una liberación, y en la práctica se comporta como una ruleta endemoniada en la que siempre pierde la mujer. 
Ya que si la mujer aborta, el varón se ve liberado de cualquier responsabilidad como padre, y a la vez conserva a la mujer como objeto sexual. Pero si ella decide lo contrario y da a luz a su hijo, también pierde. Puesto que si sólo ella decidió seguir adelante con el embarazo, la responsabilidad de educar y mantener al hijo será sólo de ella.
La legalización del aborto ha conseguido el efecto perverso de que algunos varones crean que ellos no tienen que responsabilizarse de los nacimientos de unos niños respecto de los que la ley les excluye expresamente en la decisión de continuar o no con el embarazo; por eso no se sienten en el deber de ofrecer acogida a la mujer ni de contribuir a la manutención del niño.
Si además, se sabe que el niño viene con discapacidad, la negativa al aborto, la hace culpable y responsable del costo y de las “molestias” que traiga consigo ese niño. Pudiendo ocurrir que hasta el médico, ó sus familiares ó sus conocidos, o todos a la vez la hagan sentirse culpable de la situación. Y, repito, esto es injusto.
Antes de la liberación del aborto, los hijos siempre eran la natural e inevitable consecuencia de las relaciones, también, naturales entre hombres y mujeres; eso hacía que los dos se sabían corresponsables de sus hijos, y la sociedad se implicaba en ayudas para su formación y cuidado.
Con la liberalización, y siendo el aborto capaz de prevenir (bloquear) de manera absoluta el nacimiento de un hijo, su “libre disposición” provoca en los causantes del embarazo la desvinculación de cualquier responsabilidad respecto al nacimiento. Es ella y sólo ella la que decide si el niño entra al mundo. La ley hace que el niño deje de ser fruto de una relación de dos para hacerlo depender de una decisión que, atribuye en exclusividad a su madre. El resultado es que, su familia, el esposo, el amante, el estado, el patrón o cualquiera  puedan apuntar con el dedo a ella como la persona concreta que permitió la existencia de un ser humano no querido por alguno de ellos.
La legalización del aborto da al hombre un nuevo medio para obtener lo que quiera. En los países en desarrollo, donde a menudo la mujer tiene una mayor dependencia del hombre, donde culturalmente se vive “un cierto machismo” la legalización del aborto coloca a las muje-res en una posición de inferioridad al dar a los hombres una nueva excusa para manipularlas como “objetos sexuales”. Y esto es muy injusto.
Les prometían libertad y solo recogen aislamiento, soledad y crítica, cuando a cuenta de esa pretendida libertad, (teóricamente moneda de dos caras) opta por tener a su hijo.  Si toma la otra cara, no tiene un panorama mejor, pero esto lo analizaremos otro día.
Si una ley es capaz de amparar tantas injusticias, es sin duda una ley injusta que debe ser combatida y resistida, hasta su abolición (Henry Thoreau).  

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Para saber más:
Aborto y machismo Dr.Richard Stith [www.miradaglobal.com]
Libertad de la mujer y aborto Dr.Richard Stith [mujerenconstruccion.blogspot.com.es]
La cuestión legal sobre el aborto Pedro Trevijano Etcheverria [www.religionenlibertad.com]
Engaños y consecuencias que enfrenta la mujer que aborta Laura Nelson [www.embarazoinesperado.com]

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